Volvemos a los cuadros y esta vez uno que podríamos ver en persona si fuéramos al Museo del Prado. Estamos hablando de Las Tres Gracias pintadas al óleo por Rubens en el siglo XVII.


El cuadro, principalmente, retrata a un tema mitológico que surgió en la Grecia Arcaica y narra que las Tres Gracias son hijas de Zeus y Eurínome, hija del Océano. Y las tres diosas representan el encanto, la belleza, la naturaleza, la creatividad humana y la fertilidad.


Por otro lado, la obra tiene ciertos simbolismos: en la parte izquierda de la escena aparecen unos ciervos, animales que con frecuencia se utilizaban como referencias al amor y al deseo. Otro es la fuente situada a la derecha de la composición, es un dispensador de amor y el surtidor tiene forma de Cupido, el dios del amor, abrazando una cornucopia, que el propio Rubens utilizó en numerosos cuadros como símbolo de la abundancia.


Y para acabar, se distinguen pinceladas largas y ligeras en las piernas, largas y empastadas para las telas y pequeñas para perfilar los detalles del rostro y la vegetación. La gama cromática es de colores ricos, vivos y brillantes. La luz es del día, natural y contribuye a resaltar los detalles y volúmenes.

Una de las obras más famosas e impresionantes de Rubens. Maravillosa.

Este cuadro lo he visto muchas veces al ir al Museo del Prado. Siempre me llama la atención que a pesar de estar en una de las galerías principales, en un lugar no demasiado privilegiado (si lo comparamos con las Meninas de Velázquez o la Familia de Carlos IV de Goya, que presiden sus respectivas salas), Las Tres Gracias destaca respecto a las obras de su alrededor, que también son de una gran calidad y muchas del propio Rubens, pero no llegan al nivel de este cuadro.

Mi impresión personal es que Rubens no es un pintor demasiado valorado en la historia del arte debido a la gran cantidad de obras que pintó durante su vida, para lo que tuvo que valerse de ayuda de su taller. Esto hace que algunas de sus obras no sean de la calidad que podrían tener de haberse dedicado él de manera íntegra al cuadro y no delegando en sus aprendices.