¿En qué consisten los retos?
Hemos estado anunciando la llegada de estos retos, ¡y el momento ya ha llegado! Desde el día de hoy, y hasta la finalización de la temporada web, todos los días será publicado un reto en el foro donde podrás matryoshkas . Serán publicados tanto en horario español como latino, y los habrá de muchos tipos, variando en función de éstes sus premios y la manera de repartirlos.

Quinto reto: Creatividad
La Navidad también es época de historias acogedoras, hechas al lado del calor de una buena chimenea, ¡y eso es lo que queremos que hagas hoy! Crea una pequeña historieta (¡no por ser más extensa es mejor!) utilizando obligatoriamente las palabras que te dejamos a continuación:

taza de chocolate - carruaje - muñeco de nieve - villancico - chimenea
Premios
Tenéis de tiempo para enviar vuestra creación hasta mañana, 24 de diciembre a las 21:00 HPE. Finalizado el plazo, se seleccionarán a las 3 usuarios que hayan publicado las mejores historietas y recibirán como premio 3 matryoshkas cada uno.

¿Aún no sabes para que sirven las matryoshkas?


IMPORTANTE: Las placas web y los haps son acumulables. Por ejemplo, si has conseguido una cantidad de 8 matryoshkas, recibirás las tres primeras placas web (roja, amarilla y verde) y 30 haps.

¡Suerte a tod@s!

Sentado en un cómodo sofá mientras leía un libro junto a la chimenea, divisaba por las ventanas a mis vecinos cantar un conocido villancico mientras aprovechaban la intensa nevada diurna para elaborar un gran muñeco de nieve en el jardín.

Como mi vecino era perteneciente a una familia con gran poder adquisitivo, me invitaron junto con mi amigo Roberto a ir a una famosa pastelería del pueblo para beber una buena taza de chocolate junto con unos churros. Tras ello, nos decidimos a dar una vuelta en un antiguo carruaje habilitado para las guías turísticas.

Disfrutaba de una exquisita taza de chocolate en agradable compañía en el salón de una lujosa mansión. Había sido invitado por una señorita muy bella a la que conocí aquel día que salí a pasear por el bosque y me caí en un pozo que no vi porque estaba escondido bajo la maleza. Ella, que pasaba por allí de vuelta a su casa, oyó mis gritos y acudió a socorrerme. Se acercó, descendió de su carruaje y me ayudó a trasladarme a su casa.
El tiempo era invernal y junto a la fantástica chimenea se escuchaba a unos chiquillos que cantaban un tradicional villancico en la calle. Me asomé por la ventana y vi un gigantesco muñeco de nieve que aquellos niños estaban terminando. La estampa me pareció muy navideña y la velada me resultó maravillosa.

Clarita, nuestra pequeña amiga, estaba contentísima. Aquel muñeco de nieve que hizo en el parque le quedó muy bien, tanto que quería llevárselo a casa. Insistió en subirlo al carruaje para transportarlo, y aunque le dijeron que no, consiguió meter su querida creación dentro del salón, al lado de la chimenea. ¡Ay, pobre Clarita! No sabía lo que le venía... Nada más colocarlo en su sitio, fue a la cocina para tomarse una caliente taza de chocolate, como cada tarde. Al regresar para apreciar su obra de arte, ya no estaba. No lo encontraba por ninguna parte. En el suelo había una zanahoria y estaba todo mojado. Clarita comprendió que la hortaliza naranja era la nariz del muñeco de nieve y que se había derretido con el calor del fuego. Rompió a llorar y se dirigía muy triste hacia su habitación, cuando de repente llamaron a la puerta. ¡Era la familia de su mejor amiga al completo cantando un villancico! Enseguida se olvidó de la tragedia y muy feliz comenzó a cantar con todo el mundo.

Una Navidad de hace ya varios años, un niño estaba jugando tranquilamente en su casa frente a la chimenea mientras bebía una taza de chocolate caliente cuando, de repente, miró por la ventana y se percató de que estaba nevando. ¡Menuda sorpresa se llevó aquel joven cuando, por primera vez, contempló la nieve caer e ir amontonándose poco a poco en el jardín!

Su emoción era tal que a los pocos minutos ya se había vestido adecuadamente para salir a jugar, y se pasó toda la tarde haciendo el muñeco de nieve más espectacular que puedas imaginar. Tras horas y horas de esfuerzo, aquel niño estaba a punto de acabar su creación cuando se dio cuenta de que no tenía una zanahoria para colocar como nariz.

Apenado por ello, empezó a cantar un villancico para mitigar su pena, pero las sorpresas no habían acabado. Justo cuando estaba entonando las últimas notas, un carruaje tirado por cuatro caballos blancos hizo su aparición por la carretera y se detuvo justo frente al niño. Del carruaje se bajó un anciano con una larga barba blanca y, tras dar unos pocos pasos sacó dos paquetes de su bolsa y los dejó en el suelo. Tras esto dio media vuelta, se montó en el carruaje y volvió tal y como había venido.

La cara de nuestro protagonista era todo un poema, pero tras recuperarse de la sorpresa no dudó en acercarse a los paquetes que había dejado el desconocido y abrirlos. ¿Qué contendrían aquellos regalos? Por desgracia, nunca pudo comprobarlo, pues fue entonces cuando la voz de su madre le despertó del profundo sueño en el que se encontraba, anunciándole que ya era el día de Navidad y que tenían que bajar a abrir los regalos que había dejado Santa Claus.

No tardó mucho en levantarse y bajar junto al árbol de Navidad, y no pudo creerlo cuando vio que entre todos los regalos había dos que eran exactamente iguales a los de su sueño. ¿Habría sido realmente un sueño?

Aquella Navidad había decidido hacer un muñeco de nieve, cuando divise a lo lejos un carruaje lleno de regalos; tal fue mi curiosidad al ver que se dirigía a un hogar de abuelos desamparados, que decidí llevarles un regalo. Compartí junto a ellos al calor de la chimenea una taza de chocolate junto con cantar un villancico ademas, de brindarnos cariño y compañía. Sin duda una experiencia inolvidable.