Cualquier cargador puede acabar fallando, aun siendo oficial del fabricante y aun dándole un uso normal. Un cargador o cable baratos y genéricos pueden servir tan bien como los oficiales para cargar cualquier teléfono.

Lo que hay que tener es ojo primero con la garantía que nos dé el vendedor y la marca, y que tanto la marca como el establecimiento donde compres los accesorios sean confiables. Después, asegurarse que el cargador tenga la tensión eléctrica nominal de salida de hasta 5 voltios, porque con menos décimas puede que ni cargue, y con más décimas de tensión puede acabar acortando la vida de la batería o incluso fundir el teléfono si sobrepasa los 6 voltios. Y que tenga un amperaje máximo adecuado, por supuesto. Ahí no pasa nada si nos excedemos de amperios porque luego el teléfono (y cualquier aparato electrónico) cargará con el amperaje que "le pida" al cargador, así que la opción más segura es comprar uno de 2 A o que se aproxime.

Y bueno, también asegurarse de que la tensión de entrada esté dentro del margen de los voltios que reciba vuestra vivienda o lugar donde lo pongáis a cargar. No vaya a pasar por ejemplo que hayáis comprado un cargador por internet que sea procedente de EEUU que tenga de tensión de entrada de hasta 120 V, y luego cuando lo conectéis a un enchufe europeo os dé un buen "setazo" porque la red eléctrica en Europa emite de 220 a 230 V. Es raro que ocurra esto hoy en día ya que la mayoría de transformadores eléctricos suelen admitir de 110 a 240 V de tensión de entrada, y frecuencia de 50 a 60 Hz para adaptarse a todas las regiones, pero aún así mucho ojo sobre todo con algunas marcas barateras.

Por cierto, este chisme te puede sacar de más de un apuro y con esto te puedes asegurar de que un cargador esté emitiendo la tensión e intensidad adecuados. Y se puede encontrar fácilmente por internet a un precio muy económico.