De vez en cuando me gusta releer historias que hacía de pequeño o no de tan pequeño. Hace unos días me encontré con una de hace un par de meses atrás y me gustaría compartirla.

Se abrió. Los pequeños pétalos rojizos se echaron a un lado para dejar al descubierto a una diminuta criatura que yacía en el estigma de la flor. Estaba cubierta por un pétalo azul carmesí que se le fue uniendo al cuerpo hasta dejarle la piel de su mismo color. Era una niña, con un cabello largo y liso.

Abrió los ojos, observó el cielo. Se miró las manos, pensó por un instante y se puso de pie. Se acercó a uno de los huecos que había entre pétalo y pétalo, escrutó la tierra blanca, virgen y sin vida. Bajó por el tallo de la flor, dando saltos por las espinas. El suelo estaba frío y agrietado. Gritó con fuerza vaciando sus pulmones. Respiró. Agachó la cabeza cerrando los ojos al mismo tiempo que se llevaba las manos al pecho y aún sin ver nada, salió corriendo extendiendo los brazos. Sus lágrimas caían, como pequeña lluvia silenciosa, dando vida a la tierra muerta.


Si tienen consejos para mejorar me gustaría leerlos, estoy abierto a todo ^^

Un saludín :D

Que crack que eres o.O

Está muy bien, me ha gustado! :D

Me gusta mucho la historia. Y he descubierto un color nuevo: el azul carmesí.

Me encanta la historia, se nota que eres un gran escritor :D